Por Diego Madero
Un cohechador (alguien que soborna), un cohechado (un funcionario público sobornado) y los medios que se aplicaron para ejecutar el soborno (dinero, bienes, etc…), eso es lo que debe probar la fiscalía. En el Caso Sobornos no ha podido encontrar los medios, es decir: dinero, bienes, etc.
No ha podido demostrar que empresarios obtuvieron contratos a cambio de coimas y entonces ha centrado su caso básicamente en 3 elementos: informe pericial de contexto: testimonio de Pamela Martínez y cuaderno de la misma; y, archivos publicados por el portal La Fuente-Villavicencio
El informe pericial de contexto constituye siempre una prueba muy accesoria, en este caso. la pericia la realiza una persona que no ha acreditado su calidad de experta, que carece de objetividad por sus comentarios ofensivos en redes sociales hacia los procesados y que no es abogada.
La «perito» señala en su informe como ella cree que funcionaba la supuesta estructura financiera del cohecho, más no entrega elementos contundentes sobre los elementos indicados en el primer párrafo de esta explicación.
Sobre el testimonio y cuadernos de Pamela Martínez, quedó claro que dicho Cuaderno fue escrito mucho tiempo después de los hechos que supuestamente describe, es más, se presume que fue escrito en la cárcel.
Sobre los archivos de la Fuente, hay que señalar que una pericia independiente realizada en Colombia determina que esos archivos han sido hackeados y adulterados; ya que tienen como fecha de creación en el año 2016 pero que su última MANIPULACIÓN fue en el 2018; esto quiere decir que no tienen un origen legal para poder ser aceptados como prueba y que su contenido no puede garantizar veracidad por las manipulaciones existentes que invalidan la veracidad y autenticidad de la prueba; esto último es gravísimo y configura un posible delito de fraude procesal por parte de la fiscalía que, a todos nos debe interesar, sea investigado por su gravedad.
No crea lo que primero vea, contraste siempre y haga su criterio